Tratamiento para úlceras por presión
Las úlceras por presión también conocidas como úlceras por decúbito o escaras son una alteración en la piel generada por falta de oxigenación que puede comprometer piel, tejido graso, músculo y hasta hueso en casos severos. Se generan por la fricción o el aumento de presión en la zona donde se presentan y generalmente son sitios con prominencias óseas.
La presión constante aplicada en un sitio especifico de tejido blando genera una disminución u obstrucción completa de riego sanguíneo, generando muerte y la formación de las úlceras.
Las causas más comunes que favorecen la formación de úlceras es la malnutrición, exceso de humedad en la piel (contacto de la orina con la piel en personas que utilizan pañal), enfermedades de las arterias que generan menor riego sanguíneo o enfermedades que generan disminución de la sensibilidad, como es el caso de las parálisis o las neuropatías, edad avanzada del paciente y diversas condiciones médicas como alteraciones del estado de conciencia. Principalmente estas úlceras se presentan en personas sin movilización continua o que están postradas en silla de ruedas.
La importancia del manejo inmediato de estas úlceras radica en la gravedad de sus complicaciones como son el dolor que genera en los pacientes, infección, sepsis, y hasta causar la muerte; esto sin olvidar la hospitalización prolongada. De acuerdo a la profundidad y aspecto de la lesión, las úlceras por presión se clasifican en cuatro grados o estadíos.
El tratamiento debe ser dirigido de forma personal de acuerdo a una evaluación previa del paciente, tomando en cuenta todos los aspectos predisponentes. Se tiene que tomar en cuenta el sitio de localización de la escara, la profundidad, la gravedad de la úlcera, la cantidad de exudado, la presencia de tunelizaciones y la presencia de infección o no.
La base del tratamiento es un abordaje multidisciplinario, en el cual un grupo de especialistas trabajan en los cambios que han de beneficiar al paciente, los cuales incluyen: modificaciones en el estilo de vida, evaluación y régimen nutricio del paciente, uso de antibióticos y lo más importante es el retiro (debridación) del tejido muerto de la úlcera a partir del grado II, III y IV. El tejido muerto debe de ser eliminado lo antes posible, ya que es fuente de crecimiento bacteriano y por ende infección de la zona.
El manejo quirúrgico es la forma más rápida de eliminar las áreas muertas. Es un procedimiento cruento que requiere conocimientos clínicos, destreza, técnicas y material estéril.