Tratamiento pie diabético

La diabetes es una enfermedad que afecta a gran número de personas en nuestra población, así como a nivel mundial, siendo el pie diabético una de las complicaciones más frecuentes producto de un mal control de la diabetes, generando mala calidad de vida.

El pie diabético se define según la Organización Mundial de la Salud como toda aquella ulceración, infección y destrucción de tejidos blandos y profundos de las extremidades inferiores, la cual se ve asociada con diversos grados de enfermedad vascular periférica. Así mismo engloba una serie de complicaciones crónicas graves de la diabetes mellitus, tales como alteraciones de la sensibilidad de las extremidades, así como dificultad para la movilidad de las mismas.

Todas estas alteraciones llevarán a la ulceración de la piel que puede conducir a gangrena, cuyo desenlace es la hospitalización y la cirugía de amputación, generando cambios en el estilo de vida del paciente para siempre.

El principal factor causante de las úlceras del pie diabético son las alteraciones nerviosas de las extremidades y el deficiente aporte sanguíneo, que por ende, genera falta de oxígeno en los tejidos, que lleva en cadena a formación de trombos y muerte de los tejidos a diferencia del paciente sano que tiene una adecuada irrigación. Estadísticamente en el país, del 2012 a la fecha del total de diabéticos, casi un 30% desarrolla complicaciones que conllevan al pie diabético, y de estos pacientes con mayor frecuencia son de origen nervioso, y en menor medida por alteraciones circulatorias. Si bien se dice previamente, no todos los pacientes desarrollarán patología del pie, ésta es más probable cuando el individuo cuenta con más de 10 años de evolución de diabetes, historia previa de úlceras o amputación, deformidades de los pies, afectaciones renales u oculares, ingesta de alcohol, tabaco, sobrepeso u obesidad y edad avanzada.

Para qué se generen las úlceras, el paciente debe de tener aumento de las presiones plantares, traumatismo inadvertido por insensibilidad al dolor y calor.

Clínico: Entre los síntomas más frecuentes los pacientes se quejan de presentar ardor, dolor o malestar como fatiga en un grupo muscular de la extremidad, pérdida de la sensibilidad en los pies, dolor de predominio en las noches, disminución del grosor y palidez de la piel, entumecimiento entre muchos otros.

El diagnóstico requiere de una evaluación completa del paciente, donde importa los síntomas y signos de la extremidad, y de una serie de estudios como son cultivos de la herida y auxiliares de gabinete, entre estos destaca el ultrasonido, tanto como valorar la permeabilidad de los vasos periféricos, como de la profundidad de la afectación, que en casos graves llega a comprometer hasta hueso (osteomielitis).

Para determinar la cronicidad y gravedad de las lesiones existen diversas clasificaciones, entre las más comunes se utiliza la escala de Wagner o la de la universidad de Texas. Aquí les explicaremos la escala de Wagner, la cual se divide en 6 grados:

  • Grado 0: Es el pie de riesgo, este va a presentar callos, grietas, deformaciones óseas, que pueden conducir a la formación de úlceras.
  • Grado 1: Son úlceras de la piel superficiales que no presentan infección.
  • Grado 2: Úlceras profundas que comprometen hasta el tejido graso, tendones y ligamentos. Es frecuente que haya infección.
  • Grado 3: Es ulceración profunda con celulitis infección severa y formación de abscesos, suele asociarse a afectación ósea.
  • Grado 4: Es la gangrena de una parte del pie, dedos, talón o antepié.
  • Grado 5: Gangrena extensa afectando la totalidad del pie.
  • Tratamiento: El manejo es multidisciplinario, que implica educación del paciente para mantener una enfermedad controlada, las lesiones se trataran con desbridamiento, alivió de la presión, drenaje, manejo del dolor, colocación de apósitos y uso de antibióticos en caso necesario.